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Gilda

Santuario de Gilda

Miriam Bianchi, nacida el 11 de octubre de 1961 en Ceibas Provincia de Entre Ríos, parecía dedicada al arte de los niños, porque además de ser madre de dos hijos, trabajaba como maestra jardinera. Lo que nadie imaginaba era que debajo de esa inocente ambición crecía una de las cantantes que revolucionaría la música tropical: Gilda.

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Fechas de Salidas

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Todos los 7 de cada mes

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Fechas de salidas en su mes Aniversario en Septiembre:

1º, 7, 8, 15, 22 y 29 a las 09:00 hs., regreso a las 15:00 hs

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7 a las 08:00 hs. regreso a las 17:00 hs

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Tarifas Servicio Pullman; $799.- (ida y vuelta)

Lo  más destacado del Santuario de Gilda

La Historia

Su rostro angelical y su dulce voz contrastaban con el tipo de música que era hasta entonces sólo patrimonio masculino. Gilda, se animó a crear en escena distintos personajes y conquistó la escena con polleras cortas y botas de cuero altas, pero también supo representarse con su capa de lánguidas telas azules y una corona de flores, animándose a ser una doncella, inspirada en la película «Corazón Valiente».

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Historia

A través de su música, invitó al público a ingresar en sus mundos mágicos, donde proponía otras maneras de sentir la música popular, provocando una fuerte conexión con el público. Ella conocía lo que significaba ser uno mismo. Quizás de esa experiencia lejana de su trabajo con niños mezclada con la fuerte energía del ritmo tropical, hizo que surgiera la popularidad casi mística donde llegaron a ovacionarla multitudes en toda Latinoamérica. Tan fuerte fue el impacto que ella causaría en el público, que durante un recital en Jujuy, Gilda , vio llorar a una niña cerca del escenario. 

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Historia

Al finalizar el concierto la abuela de la niña se acercó para decirle el motivo por el cual la niña lloraba: «su madre está en terapia intensiva, y la niña le pone tu música como si ésta pudiera curarla». Así fue que al tiempo la madre se recuperó. Luego en el medio de otro recital una señora, le pidió a gritos que le cure la diabetes. Gilda se quedó callada, sus músicos comenzaron a impacientarse pidiéndole que cante, Gilda la miró y le dijo «No hago milagros, pero si el poder de mi música te puede ayudar, bienvenida sea la música». 

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Historia

Algún tiempo antes de morir en el trágico accidente en la ruta 12 después de un concierto -donde viajaban, 3 de sus músicos, su madre y su hija-, mencionó el mensaje que hoy es uno de los pilares de la gente que sigue su obra tras su muerte: «toda persona tiene una misión en la vida». En la banquina de la ruta, se halló un casette con la voz de Gilda cantando a capela la canción como si premonitoriamente le hubiera podido poner un título a su partida. Su disco póstumo llegó rápidamente, y se convirtió en un éxito. Al tiempo  se multiplicaron las promesas, la devoción y los milagros construyendo la imagen de Gilda en una santa. Hoy son miles los fieles que trasformaron el lugar del accidente en santuario y la recuerdan con su imagen y su música, al tiempo que cuentan haber sido curados de enfermedades, haber recuperado la fertilidad o haber sido bendecidos con la lotería en plena necesidad. 

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